Familias disfuncionales, sexualidad reprimida, muerte y asesinato, además de un gran despliegue de chistes muy pendejos pero muy divertidos, es todo lo que UP desarrolla. Hace falta ser muy niño o muy niño y muy maduro, o muy maduro y un poco niño, para dejarse llevar durante toda la película.
Porque, así que muy espectacular, ni tanto. Lo que tiene es que, como viene siendo la nueva tradición pixariana: el asunto es romper algún esquema y proponer novedosos cuentos de hadas, pero sin ellas. Los personajes son producto de la realidad del cuento y no de la magia o el poder de la varita mágica.
Así, pues, el contenido de esta película exige eso: convención. También algo de sangre fría y mucha inteligencia para poder paliar el hecho de que, en efecto, esto va más lejos que la simple muerte de la mamá de Bambi.
Y ya, es mucho decir.
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