martes, 28 de febrero de 2012

We need to talk about Oscar

 

Existe el mito de que, en cada entrega de los óscares, las verdaderas mejores películas son las que eligen los guionistas de la ampas para competir por los dos premios que otorgan en cada ceremonia.

En el 2002, Chicago se convirtió en la última película musical con más votos para obtener el máximo aunque más básico premio que otorga la ampas, después de 34 años en los cuales las únicas obras del género en conseguir esa candidatura habían sido La Bella y la Bestia y Moulin Rouge, películas consideradas “con pocas probabilidades de ganar” por tratarse de una película para niños y un delirio seudo posmoderno. Pero Chicago, comparada contra las otras candidatas de su año, al menos, resultaba sin dudas la mejor: “Simultaneidad entre la construcción más brillante y el virtuosismo omnitangible donde todo se vuelve show” (Ayala Blanco, El cine actual, plabras clave, Océano, México, 2005).

A pesar de esto, hubo informes de que los votantes consideraron aquella época como “un mal año para el cine”. Revisando el resultado de aquella votación, acudiendo además al mito de que la verdadera mejor película es la que recibe el mayor número de votos de los guionistas, puede que el supuesto infortunio fílmico del que se hablaba en aquél año se explique si recordamos que, en la papeleta que contenía el resultado de la votación para elegir al mejor guión original, no se leyó el nombre de ningún escritor gringo, sino el de Pedro Almodóvar, junto con el de la película por la cual recibía por segunda vez una estatuilla desnuda y nuevecita: Hable con ella.

Podríamos volver a ver una y otra vez todas (sí: Todas) las películas de Almodóvar con tal de tener el placer de escribir las páginas que sean necesarias para describir y, si es necesario, defender su estilo. Y, la película por la cual recibió ese segundo Oscar, seguiría siendo una de nuestras experiencias fílmicas más favoritas, seguramente. Por eso, no nos extraña que esa superioridad fuera reconocida por los mismísimos escritores académicos de Hollywood.

Además, muchas veces, películas que resultan candidatas a este reconocimiento, no son consideradas para ninguna otra categoría. Le pasó a Los excéntricos Tenembaum, American Splendor, Hiroshima, mon amour, Mon Oncle D'Amerique, Europa Europa, Los 400 golpes, El año pasado en Marienbad, Fresas silvestres, Trainspotting, Sex, Lies and videotape, recientemente le pasó a Another year, le ha pasado a Woody Allen y a un número importante de autores y películas. En la misma entrega del 2003, los guionistas de About a boy, My big fat greek wedding e Y tu mamá también, de Alfonso Cuarón, tuvieron que esperar un ratotote de la ceremonia para que llegara el momento de anunciar que, esa única nominación que ostentaban, se quedaría en eso. Pero todavía podían ir a la fiesta.

No es tan extraño que una obra candidata a mejor película extranjera compita por el premio de guión. Entre éstas están Amelie, A separation y varios títulos de Fellini. Sin embargo, ni la película de Cuarón ni la de Almodóvar habían sido elegidas como las representantes oficiales de las academias de sus respectivos países.

Aunque es común que la mejor película del año reciba, al menos, la candidatura por guión, existen casos en los que no ha ocurrido: Titanic (la más reciente; la anterior, de 1957, sí fue candidata para guión), The sound of music, hasta The Broadway Melody, apenas en una de las primeras entregas. Hamlet, de Olivier, no fue candidata al premio de guión, pero posiblemente porque en ese año no se premiaban las adaptaciones, sino las historias y los guiones. Nos encanta especular sobre la diferencia. Chicago no obtuvo el premio de guión adaptado, pero sí estuvo dentro de las 5 finalistas.

Es posibe sospechar que, aunque se consideran las virtudes del trabajo de guión, es decir, lo dramatúrgico del relato, el ordenamiento de ciertos hechos y el modo en que suceden cada una de sus secuencias, los votantes deciden a los candidatos también como un modo de renegar de un género que bien podríamos llamar “película para el Oscar”.

En las categorías de guión ha habido títulos llenos de gran cine que, como ya se mencionó, ni siquiera fueron elegidas para competir en cualquier otra categoría. Por ello, sospechamos que los escritores de cine votan a favor de esas aparentes decisiones de dirección que pueden ser también interpretaciones de guión, es decir, todas aquellas operaciones de montaje que no son exclusivamente estructuras de hechos sucesivos, sino escrituras que prevén modos de rodaje y resultados en pantalla que, quién sabe por qué, ni los directores ni los vestuaristas, músicos, actores y demás académicos pudieron ver.

domingo, 12 de febrero de 2012

Beats Rhymes & Life: The Travels of a Tribe Called Quest



El actor Michael Rapaport dirige este documental gracias al cual se hizo merecedor de una candidatura al premio Grammy. Para quienes no ubican a esta triple amenaza, que ha aparecido en películas de Woody Allen y que interpretó al novio de Phoebe en la serie de televisión Friends, no importa. Como director de documental, su presencia es externa, invisible e inaudible; su concepto, cronológico y funcional.

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domingo, 4 de diciembre de 2011

Las más Alejandro del 2011

Miss Bala
Melancholia
Curling
Begginers
La piel que habito
Los Muppets
Crazy Stupid Love
Life in a day
Agnus Dei
Joan Rivers. A piece of work
Senna
Alamar
Midnight in Paris
Fuera de satán
We need to talk about Kevi
Martha Marcy May Marlene
(todavía no se acaba porque todavía no se acaba el 2011)

La piel que habito

Al modo de filmar perfecto se le conoce como Hitchcockhawksiano, entiendo: El más expresivo de los modos clásico. Su clasicismo radica en que su expresividad no es poética, sino funcional: La imagen no necesariamente es la metáfora, sino que, del modo más bello, se encuedra una acción que contiene ese otro sentido.


Así es La piel que habito. Una trama/película de historias que no se ven, de mentes enfermas cuya pasión les impide considerar alguna alternativa a su versión de los hechos. De suspenso del más fino. La imagen y los sonidos reproducen este universo de informaciones desconocidas, de hechos obstruidos, de sombras que no dejan ver y palabras no escuchadas. De confesiones parciales. De encierros de muchos tipos: En las propias convicciones, en las profesiones, en las convenciones no asumidas y en los sitios de reclusión. Hasta el encierro en el carnaval, como refugio.

Disfraces, deseos consumados, colores, músicas, formulaciones y reformulaciones de la relación entre el cuerpo y la apariencia, todo es un exceso. Pero uno coherente, gozoso.

Con Almodóvar me pasa que lo odio o lo amo. Si lo amo, se me vuelve lo máximo. Ahí: Disculpen.

Begginers

Lo malo de esta película es que no va a faltar quien la quiera resumir como la historia de un hombre que se enamora de una mujer al poco tiempo de que su padre acaba de morir, cuyos recuerdos se mezclan con la historia de muchas maneras.
Ptrrrrrrr...
No es cierto. No del todo. Es muy reduccionista.
No es cierto porque, también en la historia de amor, hay un momento que sucede de manera no cronológica; mejor dicho, fuera de sincronía, por voz off. Como una memoria o dos memorias simultáneas.
Burdo: Esta película es como si estuviéramos mirando lo que recuerda el personaje de Ewan McGregor, lo que pasa por su mente; mientras, él está sentado y tomando el Sol un día en que se siente muy satisfecho con el mundo. O le está contando todo esto a alguien. No se trata de cualquier película que cuenta una historia cronológica. Aunque no dudo que probablemente sería igual de conmovedora, o más.
Gracias a que no es cronológia, no solamente es entretenida, sino que se distingue de otros melodramas sobre familias e historias de amor que se cuentan en orden cronológico. Es decir, el desorden en la serie de hechos (que, puede decirse, funcionan como flashbacks), excepto en la historia de amor (que no me parece que se sienta como un eje temporal, una especie de presente; aunque se puede decir que funciona como tal), la convierten en algo más que una historia narrada con imágenes y sonidos. La convierte en UNA NARRACIÓN DE IMÁGENES Y SONIDOS. Única, o al menos diferente. Intencional. Dirigida por alguien.
No más burdo.
Todo en Begginers es memoria. Somos espectadores de un montón de rcuerdos ajenos que son una sola obra pero a la vez un montón de memorias cuya progresión dramática no se dicta con el orden acostumbrado sino que se intuye y se va construyendo conforme avanza todo eso que vemos. Es casi como una gozosa agonía letal.  Como cuando alguien nos cuenta su biografía y no parece que lleva apenas hora y media contándonos cosas.
 Hay que verla.

martes, 12 de abril de 2011

Mis películas favoritas

Mis películas favoritas se clasifican en:

- Favorita independiente: Lost in translation
- Favorita Dogma: Italiano para principiantes
- Favorita de Woody Allen: Stardust memories
- Favorita de Agnes Varda: Jaqcuot de Nantes
- Favorita de la nueva ola: Vivir su vida, Cleo de 5 a 7
- Favorita de Godard: Una mujer es una mujer
- Favorita documental: Cartas desde Siberia
- Favorita comedia 80era: Sweet sixteen
- Favorita infantil: Little Manhattan
- Favorita Terror: Carrie
- Favorita thriller: Birth
- Favorita Hitchcock: Psycho
- Favorita comedia 90era: First Wives Club, Four weddings and a funeral, My best friend's wedding, The wedding singer, Shakespeare apasionado
- Favorita mexicana: Los hermanos del hierro, La soldadera, Dos monjes, Nesio
- Favorita musical: Los paraguas de Cherburgo, Chicago
- Favorita comedia primera década siglo XXI: Bridget Jones, Love Actually, Notting Hill, Bridget Jones 2
- Favorita favorita: Hambre, Copia Fiel, Mulholland Drive, Los cosechadores y yo, Begginers, Chicago, Lost in Translation, La piel que habito
- Favorito melodrama: Camino, Black Swan
- Favorita hermanos Coen: Barton Fink
- Favorita con personajes gays: Swoon, Un chant d'amour
- Favorita #telenovelabienhecha: La habitación del hijo, Todo sobre mi madre
- Favorita adaptación literaria: Virgin suicides, Tristram Shandy
- Favorita Kubrick: 2001
- Favorita "Lolita": Adrien Lyne
- Favorita superhéroes: Elektra, Batman regresa, El avispón verde, Transformers 1, Tron legacy, Batman inicia, El caballero de la noche
- Favorita funerales: Death at a funeral, Cinco días sin Nora
- Favorita donde fuman: It's complicated
- Favorita "equilibrio perfecto entre fondo y forma, nada arbitrario, todo funcional y narrativo": Belleza Americana
- Favorita por el final: Manhattan, El apartamento, Punch Drunk Love
- Favorita por incluír número musical en su estructura: Love Actually, Magnolia, 500 Days of summer
- Película chilena: Tony Manero, La Nana, Gigante
- Película argentina: El custodio, La sangre brota, Glue
- Película uruguaya: Whisky, 25 Watts, Hiroshima
- Película de Wes Anderson: Los excéntricos Tenenbaum

jueves, 7 de abril de 2011

Presuntos culpables

Sus carotas de mosquitos muertos.

La segunda escena de La otra familia es una boda católica entre una pareja gay. Pasa como a los cinco minutos de que empieza la película. Y ya dan ganas de vomitar. La película cuenta su historia a punta de campos contra campos, dizque planos secuencia que ni sintéticos ni analíticos, personajes que hacen las cosas nomás porque son muy buenos o muy malos, y un pinche mocoso estúpido que nomás llora o habla tan despacio que desespera, no sin dejar de mencionar el peluquinazo que le ponen al pobre de Silverio Palacios, la infinitesimal aparición de la ya de por sí inifinitesimal...¿cómo se llama? ¡Carmen Salinas! (Si se pensaba que la pregunta era por Nailea, también), y una larga lista de defectos.

Lo más incoherente, inverosímil, anacrónico, retrasado, mojigato y falso no es la boda, ni la forma en que el niño llega a manos de la lesbiana que lo lleva con los gays que se lo regresan a la mamá drogadicta que por drogarse permite que su amigo dealer haga un deal para que una pareja heterosexual "de varo" le pague por el niño nomás para que la susodicha pareja le regrese al susodicho niño a la susodicha pareja gay no sin quitarse de llamarlos anormales...no. Lo más incoherente es que se pretenda cobrar por ver esto. Lo más inverosímil es la cantidad de dinero gastada en producirlo. Lo más anacrónico es la necesidad de escribirlo. Lo más mojigato es la guadalupanez de los personajes. Y lo más falso es la secuencia con cancioncita.

No vale ni un peso de lo que costó. Ni la película ni el boleto para verla.