(Imagine una nota de violín, al más puro estilo del terror hollywoodense). Se dice que el cácaro del cine más viejo de la ciudad era brujo. En las ruinas del edificio, los bomberos encontraron restos de muñequitos picados con alfileres; (la nota de violín comienza a ascender) en las cabecitas de trapo, (asciende más) pegadas con gotas de parafina, tenían caras de estrellas y directores de cine (asciende a lo más agudo).
(El rechinido de un archivero interrumpe la nota del violín para adentrarnos en el hueco ambiente de una oficina de gobierno). En las actas del ministerio público queda asentada la existencia de altares, mas nunca se dice cuántos eran ni a qué aludían, exactamente. Tampoco se pone en tela de duda que algunos muñecos hayan sobrevivido al incendio. Se trata de un par de páginas carecientes de detalles, como para evitar que se cumplan los malos presagios.
(Vuelve la nota de violín acompañada por algunas notas de piano). Aparentemente, uno de sus altares tenía tres muñecos: uno en forma de Oscar, el famosísimo premio de la academia de cine de Hollywood; otro, era un muñequito de trapo negro, aparentando estar vestido de frac, en cuya mano derecha sostenía una varita de madera –tal cual, un director de orquesta; el tercero era un muñequito con lentes y barba dibujados en la cabeza, una gorrita roja malhecha con algunos retazos, una camarita simpaticona en la mano izquierda y un fajo de billetes en la derecha –se sospecha una réplica simplona de Steven Spielberg-.
Continuará...
2 comentarios:
No seas ojete y mándame una copia en DVD de "Si nos dejan".
Anda.
Gacho.
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