miércoles, 11 de noviembre de 2009

Divina


Pachequísima oda a las pesadillezcas perturbaciones que provoca la paranoia por el temor a los castigos divinos en vida y el irrefrenable avance de la desgracia.

Perturbaciones: La familia sorbe sopa sonorosa, la con fusión pesadilla realidad, el cochino vecino asesino, el soborno inevitable, el divorcio absurdo y sin causa, y el aberrante perfeccionismo setenterista. Retorcidos contenidos filmados lo más clásico.

Pesadillas: Chueca la fumada visión rebeldescapista en el sentido de la acción y del encuadre; indefinida la desgracia soñada de la vivida, sin avisar y por corte directo, tan real que rebasa al cliché típico del "y resulta que estaba soñando".

Castigos divinos: La música puede sonar a composición orquestral convencional pero subyacen melodías y pequeños temas o variaciones llenos de tensión tonal y dramática, por ende. En apariencia, la composición visual aparenta estética pero sus elementos carecen de armonía no visual. Como producto de una purificación, las desgracias se terminan, pero siempre habrá tiempo para otras.

Y así las cosas.

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