martes, 26 de agosto de 2008

A la orilla del cielo, de Fatih Akin.


Fatih Akin resulta exótico por pertenecer famosamente a dos culturas y hacer que sus películas siempre crucen la frontera entre turcos y alemanes, cada vez con consecuencias más llenas de sangre, muerte, desolación y moraleja. Se trata de otro cineasta que evidentemente no sabe hacer cine, que se preocupa por sus historias antes que por sus películas, y cuando decide una forma de filmar es descriptiva o pretenciosa.

Pero, aplacándonos el humor, su nueva película nos hace sufrir tres destellos de expresividad que en sus otras películas no había, pues siempre le subía el volúmen a la música o el patetismo a la historia. En fin, la violencia sin violencia, los golpes y disparos sustituídos por un corte entre su causa y consecuencia; la serie de coincidencias insospechadas (la segunda vez que aparece un personaje no es el mismo que pensábamos cuando su primera toma); y, finalmente, la espera última, que se prolonga hasta los créditos de la película. Todos son recursos intencionales, ya no intuitivos, se nota que apenas, tras toda su filmografía, se va entiendiendo la posibilidad de la imagen y el sonido más allá de su capacidad descriptiva.

Un analfabeta puede leer y producir imágenes; por eso existen muchos cineastas intuitivos y pretensiosos que son populares. Lo bueno de Fatih akin es que está haciendo otras cosas, aunque en pequenas dosis, poco a poco.

1 comentario:

Lopithecus dijo...

Fatih Akin no me parece un realizador Pretencioso, su trabajo me parece bueno, aunque he de confesar que tenia altas expectativas con respecto a "A la orilla del cielo", Creo que me quedo con la primer entrega de su trilogia "Gegen die Wand"...