viernes, 15 de agosto de 2008

Las flores del cerezo, de Doris Dörrie.



Sabrosas contradicciones. Quién sabe cuáles sean los propósitos de Doris Dörrie, pero en sus películas sobresalen intencionales y lógicas contradicciones temáticas y técnicas favorables a su estilo. Sus películas las registra en video, apelando a la espontaneidad en la realización y el montaje descargado de artificios; como los cortes infinitos por escena. Sus tramas no apelan a la verosimilitud en primera instancia, sino que tratan asuntos específicos cuya esencia sí apela a un tema que, inevitablemente, resulta universal; como el duelo familiar.

Contra la belleza, una forma nueva de ella. No por despojar la imagen y el sonido de esteticismos una película deja de ser bella. La influencia de lo bello está en el registro de las situaciones: aparentemente, no prevalece una supuesta técnica de rodaje ni un rigor previsualizado del mismo. Simplemente, cuando no se puede registrar una escena o secuencia en una sola toma, se recurre a la toma dos, desde un ángulo nuevo. Cine práctico que, tampoco por ello, cede todo a la narrativa.

Lo mejor de dos tecnologías. Muchas son las virtudes de este cine posterior a la asimilación de las películas hechas en video. Otras tantas son las virtudes de las películas en video que ha hecho Doris Dörrie, pues se nota que conoce las trampas de los formatos: difícilmente, los no experimentados pueden distinguir entre 35 mm y video; los cineastas saben que la textura, la latitud, el color y muchas otras cualidades los diferencian. Sin embargo, al no clavarse en ello, sino rodar de forma práctica, los formatos se funden en una forma distinta de hacer cine, que no se diferencia ni del cine en película ni del cine en video.

La emotividad invisible. Cuando no deja los patetismos dramáticos a medio camino, el cine práctico de la inteligente y sensible alemana se los lleva detrás de las paredes, quitándose de juicios fáciles ante las explosiones emocionales de algún personaje. El tono es como el que deberían tener las telenovelas si éstas se atrevieran a estimular la percepción, puerta de la inteligencia.

Avanzar, siemrpe avanzar. Entre una toma y otra generalmente no hay una continuidad, necesariamente. Con cada corte no existe un simple cambio de ángulo, sino un ligero avance en el tiempo (qué paradoja: en estas épocas que intensifican el tiempo continuo desde todos los cortes, la elipsis breve, un recurso narrativo sólo del cine, aparece en películas de cineastas inteligentes como algo sumamente expresivo).

Luego parece que no son así de complejas, pero es que el cine itneligente no es el que en apariencia es el más eternoresplandeciente, sino el que se diferencia.

4 comentarios:

Paxton Hernandez dijo...

¿Y la de Cotillard y Canet? :P

Paxton Hernandez dijo...

No mames. La acabo de ver. Es una puta obra maestra.

Vicente dijo...

Vi, la pelicula ayer en Mexico, dentro de la Muestra de la Cineteca y quede congelado... Es una maravilla y la directora es un ser extremadamente sensible... No hay que dejarla pasar

Anónimo dijo...

Esta que te cagas! Todavía siento la revoltura de sentimientos, es hermosa
Lau